campamento de la
preciosa villa de Santillana del Mar. Una ruta prácticamente llana y sin muchas
complicaciones, aunque algo nos perdimos, nonos ofreció demasiada resistencia
para llegar hasta la Colegiata de Santa Juliana, que era nuestro destino
principal.
Y por si fuera poco, ya por la noche, después de
cenar, disfrutamos de un conjunto de juegos nocturnos en una campa cercana. Un
día intenso y completo.
Antes, pudimos pasar por el
Zoológico de Santillana, donde
uno de los miembros del personal muy amablemente
nos permitió entrar.
Ya en la Colegiata, que es el
mejor ejemplo del románico de Cantabria, pudimos visitarla por dentro y
especialmente, contemplar su maravilloso claustro.
Después de la visita comimos en
un fantástico parque, y allí aprovechamos para descansar y jugar un rato antes
de emprender la ruta de vuelta. Como el calor hacía estragos entre nosotros, a
la llegada al campamento nos pusimos los bañadores y nos fuimos hasta el río,
donde disfrutamos de lo lindo del chorro que forma la corriente inferior de la
represa. Una verdadera maravilla de zona de baño a tan solo 15 minutos de
nuestro campamento.
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